domingo, 4 de marzo de 2012

Arany János: Toldi -- első ének

Continuamos con el Primer canto de la obra Toldi de János Arany. La traducción de la introducción se encuentra en la entrada precedente.

János Arany: Toldi

Primer canto

1

Hierve el terreno árido por el calor del sol,
Rebaños de caballetas agotadas están pastando.
No hay ni un hilo de yerba que se levante
Ni una mancha verde en todo el campo.
Bajo los almiares diez o doce servidores roncan
Como si todo estuviera lo mejor.
Sin embargo los grandes carros de heno
Están vacíos o cargados a la mitad.

2

La barra del pozo delgada, con el palo larguísimo,
Mira en el hondo del pozo para ver el agua.
Se podría confundir con un zancudo gigante
Qué está chupando la sangre de la vieja tierra.
Los bueyes al bebedero pasan el mediodía con sed,
Poniéndose a luchar contra los tábanos.
Pero los mozos están bien flojos,
No hay nadie qué ponga agua en el largo canal.

3

Uno, sólo un chico está de pies en el campo,
Hasta que el ojo ve en tierra y en cielo:
En sus hombros están cargados enormes adrales,
A pesar de que aún no tenga ni la sombra de barba.
Mira lejos en la carretera ancha,
Como si quisiera irse a otros lugares
Se podría creer que sea un palo viviente,
Plantado en un montículo al cruce.

4

Querido chico, ¿por qué estás parado bajo el sol?
¿No ves que los otros roncan bajo los almiares?
Hasta el perro guardián saca la lengua, acostado
No tiene ningunas ganas de cazar ratones ahora.
Tal vez ¿nunca viste un torbellino,
Como el que pronto se batirá contigo
Y lame la carretera acercándose rápido,
Cómo si fuera una grande chimenea que corre?

5

Pero no, no mira al torbellino,
Que mide todo el camino,
Más allá de la torre hecha de polvo por el viento
Brillan armas orgullosas, y aparece un ejército orgulloso.
Y mientras el ejército aparece del polvo gris,
Un suspiro sale del corazón del chico.
Después mira y mira curvado por delante,
Como si su alma y corazón estuvieran en sus ojos.

6

"Valientes soldádos Húngaros, héroes brillantes,
Con cuanta tristeza les miro a ustedes.
A dónde están andando? A luchar? En la guerra?
A acumular merecimientos?
Van contra el tártaro? Van contra el turco?
A decirles buenas noches para siempre?
Ojalá yo también pudiera ir entre ustedes,
Valientes soldádos Húngaros, héroes brillantes!"

7

Estos son los pensamientos de Toldi,
Qué aran profundamente su espirito anhelado.
Y mientras así piensa en si mismo
Su corazón se le retuerce de tristeza.
Porqué su padre fue un soldado, cómo lo es también Jorge, su hermano alevoso
Qué creció cerca del príncipe cómo su amigo;
Y mientras que el sega junto a campesinos,
El otro gandulea altanero en la corte del rey.

8

Aquí está ya el ejercito del palatino Laczfi,
El mismo Andrés Laczfi con su ejército orgulloso,
Está sentado apuesto en su caballo amarillo
Hay muchas bordaduras de oro en su ropa.
Y después de él llegan chicos gallardos,
Sobre caballos furiosos de monturas adornadas
Los mira Nicolás, los mira, y ni se da cuenta
Que hasta los ojos le duelen por tanto mirar.

9

"¡Hey, peón! Cuál es el camino que lleva a Buda?"
Pregunta Laczfi altivo y con desprecio;
Pero estas palabras se le clavan a Toldi en el corazón,
Que da un golpe que hasta se escucha de afuera.
"Hm, ¡peón yo!" así humea en sí mismo.
"Pues ¿quién sería el dueño entonces por estas tierras?
¿Tal vez Jorge Toldi, el hermano con alma de zorro
Que está engordando en la cocina del rey Luís?"

10

"¿Yo peón? ¿Yo?" - Y lo qué pensó junto a esa frase
Fue una enorme grosería sobre Jorge Toldi.
Después voltea fácilmente el bastón pesado,
Y lo agarra al fin cómo si fuera un pequeño baculo;
Lo tiene derecho con una mano,
Enseñando la dirección hacia Buda,
Y cómo si su brazo se hubiera transformado en hierro,
Ni se mueve el bastón extendido.

11

El palatino ve a Toldi con el grande pedazo de madera,
Y se asombra con todo su ejercito.
"Ese sí es un hombre", dice Laczfi "Alguien:
Chicos, a ver, ¿quién quiere luchar con él?
O quién agarra esa barra,
Con la que éste muchacho muestra el camino?"
Deshonor y vergüenza, todos barbotan y gruñen,
¡Pero con un chico peón no va a luchar nadie!

12

Pero ¿quién lucharía con la tempestad?
¿Con la borrasca tormentosa?
Y ¿quién lucharía con la ira tempestuosa de Dios?
¿Con su flecha larga, tortuosa y chisporroteadora?
Pues sólo entonces la tome con Toldi,
Si aun no se aburrió del hermoso mundo de Dios;
Es muy lamentable, para quién llegue en sus manos,
Hasta llorará por querer regresar en la falda de su madre muerta.

13

Se van los soldados en una larga hila compacta,
Todo el mundo habla de Toldi;
Cada uno le dice algo de gentil o amable,
Todos le hacen una sonrisa.
Uno dice: "¡Amigo! ¿Por qué no vienes en la batalla?
Un chico cómo Tú allá sí tiene mucho valor."
El otro exclama con compasión: "¡Mijo!, que lástima,
Qué tu padre fue peón y tú también naciste peón."

14

Se aleja el ejército, se calla su ruido:
El uno se lo trajo el viento, el otro lo cubrió el polvo
Y Toldi camina hacia casa muy triste,
Por su huella espesa tiembla la tierra;
Sus pasos son cómo los de un toro serio,
La mirada de sus ojos es cómo la noche oscura,
Cómo el jabalí ofendido supla en su rabia,
El palo casi se le quiebra en las manos.

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